Fueron dos fines de semana de abril, el primero en Bilbao (días 5 y 6) y el segundo en Barcelona (días 12 y 13), en los que el especialista en sonido e imagen de alta calidad Supersonido propuso a clientes, amigos y amantes del audio con mayúsculas en general conocer de primera mano una de las gamas de cajas acústicas más carismáticas del mercado mundial: la “familia” Heritage de la veteranísima –fue fundada en 1946– firma estadounidense Klipsch. Me invitaron a participar para que apuntara algunas pinceladas técnicas e históricas aunque, como bien puntualizó Ernesto Rubio, animador de los dos eventos, de lo que se trataba era de escuchar música a tamaño natural, de disfrutar. Y les aseguro que así fue,con llenazo absoluto en todos los casos. Los protagonistas: las versiones más recientes de los modelos Klipschorn (1946), Cornwall (1959) y La Scala (1963), dejándose en exposición los benjamines de la serie, de nombre Heresy (1957) y Forte (1985).
Cinco sistemas de altavoces con un denominador común:
su muy elevado rendimiento, cortesía del uso de bocinas en todas las vías en dos de ellos (Klipschorn y La Scala) y en las de medios y agudos en el resto.
Además, con carga de graves distinta en cada uno: bocina cerrada en la Klipschorn, bocina abierta en la Scala, bass-reflex frontal en la Cornwall, activo/pasivo en la Forte y suspensión acústica en la Heresy.
Pero la excepcionalidad de la propuesta de Supersonido no se puede entender sin la otra “media naranja”, materializada en tres amplificadores integrados a válvulas en Clase A pura de la italiana Unison Research. En concreto, los modelos Simply Italy (2x12 W vía pentodos Mullard EL34), S6 (2x30 W también vía pentodos Mullard EL34) y S9 (2x35 W vía triodos Svetlana SV572-10), que atacaron, respectivamente, las Klipsch Cornwall III, La Scala II y Klipschorn AK6. Fundada en 1987, Unison Research es una interesante firma que marca diferencias en las realizaciones de su clase gracias a una concepción que combina filosofía de “kilómetro 0” –todos los componentes que incorporan, salvo las válvulas, se fabrican en los alrededores de la sede de la compañía- con una atención extrema a los transformadores de salida, considerados por el especialista italiano como el auténtico corazón de toda electrónica a válvulas. A efectos prácticos, lo que teníamos eran tres cajas acústicas con una sensibilidad brutal (105 dB/W/m en los modelos Klipschorn AK6 y La Scala II y 102 dB/W/m en la Cornwall III) atacadas por unas electrónicas en principio más “ruidosas” que hipotéticos equivalentes “solid state”. Y sin embargo, la sinergia fue absoluta, brillando la distorsión por su ausencia pese a los elevadísimos niveles de presión sonora alcanzados con la mayoría de temas musicales utilizados. Un sonido que, gracias al refinamiento alcanzado por las Klipsch y el increíblemente bajo nivel de ruido de fondo –digno de las más sofisticadas electrónicas transistorizadas– de los Unison Research, obró el milagro: simple y llanamente, los intérpretes estaban allí… y en no pocos casos, con un sonido mejor que en directo.